Botones

Cuando era niña, me contaron que incrustado en mi piel tenia un botón, si como los de un mando a distancia o un microondas, este botón tenia nombre “el botón de la risa”y cada vez que me presionaban el ombligo se disparaban las carcajadas.
Ahora además de ese, tengo algunos mas en mi botonera, el botón del que quiero hablaros es ese que desata mi ira, ese que poca gente tiene la capacidad de saber presionar, pero he encontrado a alguien que tiene la virtud, destreza o yo que sé que, para convertirme en una persona desquiciada.
Que mira que cuando estoy en plan “arraso con todo” intento calmarme , respirar y sobre todo no hablar mucho ,pues me conozco y sé que después me puedo arrepentir de lo dicho, y ya sabemos que hay dos cosas que no se pueden recuperar ,la palabra dicha y la piedra lanzada (esto no es mío).
El caso es que estos días me he visto lanzando cuchillos sin hacer diana, y no es que apuntase mal, no, es que el tipo que presionaba el botón (osea,que me toca las narices), estaba tan ensimismado en su oratoria barata, y sus argumentos pueriles que ni me escuchaba, que mira que fui clarita, que mira que no me ande por las ramas, que fui a la yugular, y ni se dio cuenta.
Definitivamente este personaje es único.