Si estas en busca de penas

Si estás en busca de penas, 

y no eres capaz de encontrarlas, 

te regalaré las mías, 

pues ya están caducadas,

Cuando te quedes ya sin lágrimas. 

te regalare las mías, 

pues son sabias. 

Saben mostrar alegría ,

y comprenden a la nostalgia

El chico alérgico

Una vez, conocí a un chico que era alérgico al polen, al polvo y al serrín, al humo de los tubos de escape y a las ensaladas, a los gatos y las ballenas, también a las fibras sintéticas y a uno de cada dos medicamentos. Era uno de esos chicos que nunca hablaban, que vivían en una campana de cristal, pero como era alérgico a las campanas y al cristal, se las tuvo que apañar para vivir en soledad. Un día compro unos extraños zapatos de cartón, pero también resulto alérgico a los zapatos y por la ventana los tiro.

Una chica que pasaba por las calle los encontró y al ver tan extraños zapatos subió para ver de quien eran. El chico abrió la puerta y los dos se quedaron mirando fijamente un buen rato, así hasta que se abrazaron, y resulto que la chica iba vestida con fibras sintéticas con ensaladas estampadas, era gorda como una ballena y tenia ojos de gato, tenia antibióticos en los dedos, polen en el pelo y serrín en la cabeza.

Y entonces el chico se murió con una estúpida y gran sonrisa de felicidad en la cara

Acabando el día

Y parece mentira que los días estén llenos de palabras, que las noches no sean sino un resumen de todo lo inacabado.

No es posible, y fue ayer, que tantas cosas hayan quedado en nada. Que de sueños e ilusiones también están llenos los cajeros, por la noche, en invierno, cuando hace frío. Que los mismos cartones de vino no tienen menos que cualquier on the rocks, cualquier cerveza, cualquier bar.

De la noche a la mañana no crecen ni las plantas y nosotros queremos cambiar el mundo. Las sábanas cobijan al que puede pero los sueños nos trastornan a todos. ¿Nos enseñan? No lo sé, cada mañana me levanto igual. Si está aprendido, que vayan a buscarlo.

No soy socio de la queja solícita, no hago amistades porque sí. Me importa un comino la fórmula exacta porque sé que no lo es para mí.

Silencio, nubes, oscuridad. Nadie quiere saber nada. Sólo el sucio motor, incansable, noche tras noche, día tras día, no para de rugir. Ellos se van y yo sigo barriendo sus balcones, olvidadando sus caras. Ellos se van y yo sólo quiero reventar de una patada sus paredes y poder ver el mar.