Mi amiga Liu quiere cambiar de nombre, hace unos días se presentó en la cafetería donde habíamos quedado con una lista de unos veinte nombres de mujer, después de estudiar la sonoridad, armonía y su mas o menos dificultad para pronunciarlos, se ha decidido por Malia,(Maria),dice que algún día aprenderá pronunciar bien la “r”,¡que cosas!

A partir de ahola (me dijo), debes llamalme Malia. Que yo la miro y veo ese pelo tan negro y lacio, esos ojos tan rasgados esa piel tan blanca y me da la risa, pero si es eso lo que quiere así lo haré.

A Maria le resulta muy graciosa nuestra forma de hablar, tiene una teoría, dice que utilizamos una misma palabra para expresar muchas cosas, para ahorrar, que digo yo ¿ahorrar que?
Me pone el ejemplo de las narices, si lo que queréis (me explica), es denotar valor decís, “ese tiene narices”, si se piensa que alguien tiene carencia de esta virtud, “no tiene narices”, si alguien es un cotilla…. “mete las narices”, para amenazar…. “te rompo las narices”, y así se pega media hora.
Y nos llama “raros” con la escritura, yo bromeo con ella y le digo que nosotros escribimos, no dibujamos, que mira que eso si tiene narices.