El país de los niños perdidos, no está en Nunca Jamás, allí tampoco vive Champañilla para cuidar de ellos, nadie les mete en la cama recién duchados con agua caliente, ni con una cena en el estomago, ni con un beso en las mejillas.

Los niños perdidos nacen para ser vendidos como criados, con suerte comeran algo y solo recibirán una paliza al día, las niñas lo tienen peor, se venden para ser obligadas a prostituirse.

Los que consiguen escapar de casa de sus amos,y los huérfanos, vagabundean por la ciudad entre basuras y casas derruidas, hay cerca de 8000 niños en esta situación.

Por las noches se agrupan para protegerse unos a otros y dormir en cualquier sitio, su único sueño es estar vivos cuando amanezca mañana.

Desconfían de cualquier extraño, porque saben que muchos de ellos han sido raptados.

Reciben asistencia médica de una ONG, que recorre las afueras de la ciudad con una furgoneta vieja, y esto sucede cada tres o cuatro semanas.

Mientras permanecemos atentos y con el corazón encogido a las matanzas y atentados en otros países, Haití, lucha desesperadamente entre la hambruna y el caos, por salir adelante.