Zeta
Llego a nuestras vidas cuando la suya apenas empezaba,dos meses,una bolita de pelo muy graciosa y algo patosilla,con mas paciencia que un santo aguantaba estoicamente las trastadas de mi hijo y se paseaba con mucha dignidad con los bigotes cortados o con las orejas pegadas con celo,entre muchas cosas mas,a veces pienso que algún ansiolítico debería llevar su nombre,Zeta.
Tenia arranques de leopardo y corría por la casa como poseído,detrás yo con una tecla de mi portátil en la mano diciéndole,-¿pero que has hecho?-esperando una respuesta, era muy listo,sabía perfectamente el tiempo que duraba el programa de la secadora de la ropa,en invierno compartíamos el calorcíto de la estufa los dos apretaditos y el fresquito del suelo en verano, cuando entrabamos en casa siempre nos recibía en el pasillo.
Hace unos días que se marcho con instrucciones,para que buscara con quien quedarse, mensajes para todos y una petición, que nos espere junto a los que nos dejaron y queremos donde quiera que vayamos al morir,porque esto no acaba aquí.
Para el momento de su muerte le procuramos toda la dignidad que merecía, murió en nuestros brazos y con el cariño que a día de hoy sigue intacto.