Pasajero de los malos días
entumecido y alquitranado
soldador de esquivos sueños
Extranjero en mi mesa
invitado del hambre
para no dejar comer
Fugitivo de la noche
que sentencia con la almohada
otro día de comienzo de recuerdos
Yacen bajo los pies
huellas borrosas
serán mis pasos
que ya no recuerdan el camino
Humillado por el silencio de la duda
mañana no será el mismo día
A pocos instantes
de un adiós ensombrecido
peleando por no mirar otra vez por la ventana
este cielo ya lo conozco
me ha envilecido
No deseo más tinta
para narrar estos silencios
no es justo
ser aprendiz de poeta
cuando estás calado hasta los huesos
No olvido
aunque no ensucie papeles
los bailes de salón
El reloj de la discordia
suena a mi despertador
todavía no se
si volveré a ponerlo en hora