Me estuve haciendo una siestecilla entre sábanas blancas de algodón y me supo realmente a nata, pero surgió un arcoíris de sueños rotos, de los de no saber lo que estoy haciendo. Quise continuar con el silencio de los sueños, de esos días que no quiero que los demás sepan de mis sentimientos, no quiero sentir ni saber que echaré de menos. Ni si quiera, quiero saber lo que estoy haciendo.
Y al final, de tanta doble dirección en las palabras, encontré placer al placebo.