Y parece mentira que los días estén llenos de palabras, que las noches no sean sino un resumen de todo lo inacabado.
No es posible, y fue ayer, que tantas cosas hayan quedado en nada. Que de sueños e ilusiones también están llenos los cajeros, por la noche, en invierno, cuando hace frío. Que los mismos cartones de vino no tienen menos que cualquier on the rocks, cualquier cerveza, cualquier bar.
De la noche a la mañana no crecen ni las plantas y nosotros queremos cambiar el mundo. Las sábanas cobijan al que puede pero los sueños nos trastornan a todos. ¿Nos enseñan? No lo sé, cada mañana me levanto igual. Si está aprendido, que vayan a buscarlo.
No soy socio de la queja solícita, no hago amistades porque sí. Me importa un comino la fórmula exacta porque sé que no lo es para mí.
Silencio, nubes, oscuridad. Nadie quiere saber nada. Sólo el sucio motor, incansable, noche tras noche, día tras día, no para de rugir. Ellos se van y yo sigo barriendo sus balcones, olvidadando sus caras. Ellos se van y yo sólo quiero reventar de una patada sus paredes y poder ver el mar.