Pues aquí sigo, viviendo en el estribillo de una canción.
que aun no se como se llama, pero se que me gusta.
Un tren puede atropellarte una vez, pero no puede estar haciéndolo el resto de tu vida.
¿Es que acaso a Dios no le caigo bien?
Así que morderé a la suerte y la entregaré mi vida
y si ves a la tristeza, no le hables de mi.