Un estudio reciente ha demostrado que los gorriones prefieren la comida basura. Prefieren la comida extracalórica y artificial. Ellos, irracionales, tras siglos de convivencia con los humanos, se han adaptado a la comodidad adicional.
La hormonización de los alimentos, listos para ser comidos para ayer, son un duro palo para la sucesión de los acontecimientos. Se intenta "gastar" el menor tiempo posible para completar uno de los pocos puntos vitales que tenemos, la alimentación.
Ya no son necesarias las estaciones del año, la clonación y los artilugios inventados nos han proporcionado lo que queremos cuando lo queremos. Intentamos vivir cien vidas en una. Todo está hecho para ser rápido. Empiezas por la comida pero puedes hablar de cualquier tecnología moderna. La vida está comprimida en muchos momentos, todos muy rápidos. No queda tiempo para disfrutar.
Cada vez vivimos más y de peor manera. Ser conscientes de nuestra propia muerte es un lastre que nos acompañará hasta nuestra extinción. Por tanto, estás en desventaja si luchas contra las religiones. Ellas lo saben.
Más y más gente. Cada vez hay menos espacio. Yo me quiero perder pero todas las veredas están llenas de casas y de luz. El poco espacio que quedará libre estará cubierto de campos de concentración, lleno de todo aquello que podamos consumir y sacarle provecho.
Lo interesante de saber que los gorriones prefieren la comida basura, es pensar hacia donde estamos llevando todo esto. Guiarse por los horarios y no por las horas de Sol es tan metálico, tan ruidoso. Cagar mierda y no abono es tan evidente. Cuando todos los bichos de este planeta caguen como nosotros, se acabó lo que se daba.
Aquí hace Sol, hace un día muy bonito. No se el tiempo que llevo escribiendo todo esto. No tengo hambre y la sed calmada. Voy a ponerme de espaldas y a mirar lo que pasa donde no importa que los lunes sean Lunes.