Son los mandeos y tienen su origen en el siglo I a orillas del rio Jordán. En la actualidad rondan los 30.000, y tienen por lengua un dialecto del arameo. La mayoría viven en Irak, aunque desde la guerra del 2003 muchos se han visto forzados a huir de sus tierras por la persecución en pro de una conversión islámica a la que han sometido a familias enteras cuchillo en cuello. Poseen 17 mandamientos, de los que quiero destacar los siguientes:
5. No mentir
7. Abstenerse de deslealtad y deshonestidad
13. No llorar la muerte
14. No comer animales muertos embarazados o atacados por otros animales furiosos
15. No divorciarse (salvo en casos excepcionales)
17. No autotorturarse o practicar la abstinencia
Si no fuera por mi arraigada animadversión religiosa, y porque el octavo y undécimo mandamiento son abstenerse de la lujuria y las bebidas alcohólicas... En fin, los mandeos están próximos a extinguirse y yo los he descubierto hoy mismo. Quedé aquí por tanto este sencillo homenaje a esta curiosa y ancestral minoría que por llevar siempre por bandera el lema de no imponer sus creencias sobre otras mediante ningún tipo de violencia acabarán por desaparecer en el anonimato. Y asi nos va.