Y no me importa nada. Quedarme soñando con la vista puesta en el atardecer, en la playa, en las rocas, en los baños. Calmar mi sed de revancha. Hacer un paréntesis, tan grande, que la simple vista de lo inalcanzable, me hagan olvidar preocupaciones.
Tan cerca de la gente. Siempre aglutinados bajo el suelo de asfalto. Siempre con obligaciones y fracasos. Doy la espalda a todo eso. Hoy no me interesa.
Si me quieren acuchillar por la espalda, ¡aquí me tienen!
Hoy no voy a rendir cuentas con nadie. Tengo ante mí un pasillo de rocas, desafiando las olas. Me señalan un lugar, alejado de mi tierra. La misma que siempre acoge mi regreso, que me tiende una cerveza, que me lleva de bares. La misma que me devora y arrastra. La misma que me da estos rincones.
Todavía recuerdo...