Hay quien intenta
conquistar la luna,
con unos versos de mierda
y separarla de mi vera.
Pero mírala, todo sonriente,
aunque la cante malamente.
Tranquila y muy quieta
se distingue entre la gente,
incandescente entre las piernas.
Un invierno voló,
pero me dejó su corazón bajo mi cama,
como un poeta de manos vacías,
como un poeta de manos cortadas,
Y ahora con un ojo abierto,
espero y sueño despierto.
Es un amor temporero.