Y al despertar de tu incendio recogerte las flores que crecieron en la basura y regarlas con las lágrima que un día te reservé para hacerte tan feliz como merecías y sentir que no estamos muertos. Borrar las cenizas de tu sonrisa y limpiarte de palabras mal pronunciadas así, cuando el cielo se funda con el mar esnifaremos de los rayos del sol y sentir que no estamos muertos |