En busca de tus besos - segunda parte


Me quedaría a vivir,
en el calor tus labios
contado tus besos para dormir
Me quedaría a rondar
en el jardín de tus pestañas
y beber del rio que hay en tus miradas.
Y allí custodiar de tus sueños
cantando a tus recuerdos,
en la cima de sus labios,
allí donde nacen los besos.

En busca de tus besos



Sin cadenas escalé por tus caderas

y me hice viento para rozar tu cuerpo

para llegar hasta la cima de tus pechos,

cargado con tarros vacios de miel

y llenarlos de tus suaves besos.

En estado de espera


Las palabras que lees, no salen de mi boca, es la voz de mi alma que retumba en mi cabeza.
Puedo estar horas conversando conmigo mismo y tener entretenidos conflictos de conciencia y mantener magistrales charlas conmigo mismo.
Además, cuando me apetece, puedo ser elocuente y magistral y en ciertas ocasiones hasta deslumbrante.
Este silencio, es el resultado del miedo a no elegir la palabra correcta en cada momento.
No puedo decir lo que pienso, aunque si pensar lo que digo y quedarme con la sabiduría de escuchar, mirar y aprender, y eso me otorga ventaja.
La ventaja de tener las respuestas preparadas.
Tan solo me queda decirte una cosa...
Pero eso, creo que ya lo sabes desde hace tiempo.


El diablo me enseñó a restar





Me equivoqué otra vez,

pinté un sol radiante

y al despertar me encontré

cajas llenas de mentiras debajo de mis pies.

No me lo voy a inventar,

Y quizás me haga de nuevo ver,

pero comenzaré por las esquinas,

por algún bar de alterne esta vez.

Comenzaré a vivir la media vida,

la que me aun me queda viva.

Y la mitad de tus recuerdos te los puedes llevar,

que de los demás, me ocupo de quemar.

Y aunque dejara de llover,

no te volveré a comenzar,

que el diablo me enseñó a restar,

y a no preguntar por qué.

Donde la noche se hace día


Comenzar donde todo empieza
donde el agua se hace espuma
y las palabras se convierten en locura
Ser la herida que cura otra herida.
Vaciar tu cenicero
de un pobre corazón quemado
pasarme tus penas
desde tus venas a las mías.
Comenzar donde todo empieza
donde la noche se hace día....................

y un dia te das cuenta...

..Un día te das cuenta que todo lo andado te pesa en la mochila y que el peso que llevas no te deja avanzar. Un día te das cuenta de que eres exactamente como tienes que ser, eres la rareza de tus cicatrices, la dureza de tus ojos, la ternura de tus palabras… eres un simple resultado de mil circunstancias… y eso exactamente es tu riqueza, que eres tú.


Infanticidios

La gente por lo general
se va acostumbrando a paladear
el sabor de sus derrotas.

Empiezan por decirse aquello del
“¡Bueno! Es solo por un tiempo,
hasta que encuentre algo mejor”


Un trabajo más gratificante,
una novia más atenta,
unos amigos más afines.
Un perro que no se mee
al bajarlo por las escaleras.

Una vida que nunca llega
si uno no está dispuesto
a magullarse un poco...

Y con el tiempo muchos
se van borrando. Apagándose
como la lumbre de las candelas.

Bajan los brazos resignados y
postergan para siempre la lucha
contra sus circunstancias.

Caminando como lemmings hipnóticos
hacia el otro lado de la pantalla.

Y en el peor de los casos,
enorgulleciéndose en sociedad
de la ingente cantidad de mierda
con la que han acabado por sepultar
al niño que llevaban dentro.

Encontré placer al placebo



Me estuve haciendo una siestecilla entre sábanas blancas de algodón y me supo realmente a nata, pero surgió un arcoíris de sueños rotos, de los de no saber lo que estoy haciendo. Quise continuar con el silencio de los sueños, de esos días que no quiero que los demás sepan de mis sentimientos, no quiero sentir ni saber que echaré de menos. Ni si quiera, quiero saber lo que estoy haciendo.

Y al final, de tanta doble dirección en las palabras, encontré placer al placebo.

Cantando en grammelot - Circo du Solei - Quidam

Epouta quoila seisouso
Seisouso koue souma
Epouta quoila seisouso
Seisouso sve mada

Setou sima svedjabo
Toulio es svedjabo tu sima
Setou sima svedjabo
Toulio es svedjabo sima

De visita


La excusa para aquel vestido era que ese día estaba siendo extremadamente caluroso,y aunque era demasiado ceñido,he de confesar que tambien era el único que combinaba a la perfección con mis sandalias turquesa,unos verdaderos taconazos.
Lo que no estaba tan claro era la razón por la que hacia aquella visita.En el ascensor revisé mi peinado dando los últimos retoques y adoptando una pose que me díese un aire natural a la par que irresistiblemente arrebatadora esperé a que el ascensor se abriese,y aquel a quien iba a visitar estuviese esperando con la puerta de su casa de par en par,para no perderse tal aparición,cosa que no ocurrió.
Una vez en el descansillo,la puerta de su casa estaba entreabierta,asome la cabeza esperando verle y escuche a lo lejos...
-Pasa,estoy en el estudio.
Cerré la puerta y como su voz me indicó entré hasta el cuarto que él tenia destinado a sus pinturas.Estaba sentado delante de un gran lienzo y de espaldas a la puerta,volvió ligeramente la cabeza, yo me acerque y le di un beso en la sien.
-¿Como estas?Pregunte entrecortadamente,pues aquel vestido me estaba dejando sin aliento.
-Bien,dame un momento,sientate por ahí.
Había una silla a unos metros detrás de él y me senté. Y allí estaba yo,medio amoratada,sin poder respirar, intentando no perder el glamour ni la compostura, sentada en una silla plegable de madera cuyo eje de gravedad variaba segun yo cruzaba las piernas para dejar a la vista aquellas maravillosas sandalias.
En la estancia era todo tan...bohemio, me dí cuenta de que las musas habían llegado antes que yo e incluso (creo que por la falta de oxigeno en mi cerebro) vi que una  susurraba al oído del extasiado pintor, mientras me miraba con ojos maliciosos y otra mas descarada me hacia burlas y se reía de mi.
Pasado un tiempo y viendo que tenia que decidir salir de allí y vivir o morir asfixiada y que el bombón bohemio estaba en pleno trance pictórico,desenrredé mis piernas intentando no plegar aquella silla conmigo dentro y volví a besar su sien.
-Tengo que irme,vendré otro día sin prisas.
-Como quieras,aquí estaré.¿Te acompaño a la puerta?
-No,no te preocupes,hasta otro día.
Desandé el pasillo andado minutos antes y al llegar a la puerta volví la cabeza y allí estaban ellas,envueltas en gasa dejando a la vista sus pechos de musas perfectas,diciéndome adiós con sus manos blancas como la porcelana y con la sonrisa picara de quien se sale con la suya,entonces como quien guarda su última y mas poderosa arma,puse las manos en mi espalda y tiré de la cremallera de mi asfixiante vestido y con el primer golpe de aire que entró en mis pulmones,aquellas dos malvadas envueltas en gasa y misterio se esfumarón retorciendose y suplicando,entonces susurre en voz baja...Tengo que ponerme a dieta.