Amor por vestibular

Durante la endodoncia,

cuando el joven e imberbe
ayudante higienista
le pasó la servilleta verde
por la mejilla no anestesiada
secándole con suavidad
las salpicaduras,

recostada 45 grados
sobre su pasado y
deslizándose lentamente
hacia la nada,

fue consciente la vieja
de cuanto tiempo llevaba ya
sin recibir una sola caricia.

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Si la muerte se los hubiera
llevado a la par por aquel entonces,
no hubiera hecho falta ahora
que ningún sutil verdugo de bata blanca
le reconstruyese a ella la sonrisa...

MELANCOLÍA

La china rubia de color marrón,
de africano naufragio de patera,
ne parle pas francés y no se entera
que por ella me brama el corazón.

Su calor y mi pena, su manera
de adentrar en mi mundo su razón
rompiéndome en dos el caparazón,
dejando mi alma al alba bailar fuera.

Mi china rubia, concierto de espina
que en mi garganta hiel de Sol me ardía.
China rubia que mis ojos achina

besa mi rima, ámame todo el día.
Zumo de aceite, corteza de quina
destrózame ya esta melancolía.

Se creen que somos tontos

"Busca la felicidad de los demás y encontrarás la tuya".

¿Me tomas el pelo?, ¿qué falacia es esa?.

Intentan decirme que averigüe como es la gente para encontrar mi felicidad. No necesito ningún perro guía y menos con forma de persona.
Ya hago bastante con buscar la mía por mi cuenta. De toda la gente que puedo conocer, aunque nunca haya hablado con ella, menos del uno por ciento puede aportarme algo. De qué me sirve indagar en una página de Internet para buscar los sueños y la felicidad de un atajo de niñatos.

Ese gran eslogan acaba de escupirme desde la televisión. Una marca no muy conocida, cocacola o algo así, me ofrece esta mierda de solución. Un "no te preocupes por nada esto se arregla así: se feliz, disfruta y aprovecha la vida gramo a gramo". ¡Y una polla! Que se jodan ellos y todos los que sean como ellos.

Estoy hasta los cojones de soluciones maravillosas que no llegan a nada. Absurdas. Mentiras, unas detrás de otras. Demasiadas sonrisas de la gente que nos está hundiendo. Todo soluciones nefastas y sonrisa victoriosa. Los odio. A todos. No se salva ninguno. ¿Y esto es la democracia? Yo me bajo de este puto tren.

Estoy cansado de tanta mierda. Nadie dice nada inteligente. Dejar la radio, la tele, el periódico, Internet... ¿Dependo de ello? Si hiciera lo que quisiera seguramente no. Ahora...ahora estoy jodido.

Me gustaría tanto pegar hostias merecidas. Siempre se ha dicho que una a tiempo hace mucho bien. Hay demasiados bufones en este país, no tuvieron su cachete. ¡Que me contraten para ello! Lo haré bien a gusto, ganaré dinero, tendré tiempo para ser feliz y buscar la felicidad de la gente.

¡Menudos gilipollas!

una noche de Rock & Roll

Cómo se pueden querer
dos mujeres a la vez,
y no estar loco





Migraña

¡Quién te manda meterte en mis versos!

No
quiero oirte,
escribiré silencios...

y saldré volando
bajo tierra, tosco.

Laberinto de poemas
para no entender
que puedo matarte de un suspiro.

Camino equivocado

Ayer tomé una decisión. Una patada a los sueños para colocarlos en su sitio. Una visión más real, más racional, menos quimérica. Sin apartar del todo la visión poética de la vida. La persecución de los sueños es un camino con etapas. A veces parece inalcanzable, otras, si embargo, parece que lo tienes en las manos. Un acoso y derribo constante.

Los sueños deben adquirir una forma real o acaban por desquiciar. Deben ser posibles, deben ser luchados. Sudados y llorados. En un esfuerzo real. Una satisfacción personal. Los sueños no pueden alimentarse del vacío. Las reglas no serían justas.

Abandono esta batalla. La guerra debe continuar. No me olvidaré de por qué perdí, como cedí ante los pasos de la cruda realidad. Ahora, abatido y extrañamente contento, parece que sale el Sol. Quizás sólo sea mi sonrisa. Cargada de vejez y sabiduría, pensada en la venganza.

Me desperté temprano. Me abandoné a un rinconcito de la isla. No me gustó lo que decían mis escritos que debía gustarme. Soñé dentro de mi sueño.

Todo aquello que interpreté como cierto, no lo era. ¿Y por qué no? Siendo tan parecido a lo que una y otra vez aparece en mis pensamientos. Y ahora que es real, sé que no es eso. Por eso esta batalla está perdida. Luchaba contra un enemigo equivocado.

Es hora de organizar las ideas. Cada cosa a su sitio y los sueños que me sigan enseñando. Alguna vez descubriré el camino.

Ato mis zapatillas, me miro al espejo, hoy no iré con sombrero. Ese taxi que lleva días esperándome hará su carrera.

Me quedo con lo aprendido. Valiosa lección para llevarme a la cama. No es tan complicado equivocarse y es satisfactorio saber que así era. Coger el bus y cambiarse de parada. La mochila la tengo cargada. Con alguno de los sueños encontraré la siguiente pieza de mi todavía incompleta cara.